La frangancia que desprenden las flores, el olor de los lugares, el aroma de las personas, nos acompañan a lo largo de nuestra vida y nos orientan des del mismo nacimiento. Por ejemplo, cuando un bebé nada más nacer es capaz de guiarse por su instinto y su olfato hacia el pecho de su madre, sin necesidad de ayuda alguna.
Seguro que todos tenéis algún olor en concreto que relacionáis con algún lugar, alguna vivencia o alguna persona. A veces, a raíz de un aroma, una experiencia totalmente olvidada resurge inesperadamente en nuestra memoria, removiendo nuestros recuerdos y nuestros sentimientos.
El responsable es el sistema límbico. Está formado por varias estructuras cerebrales (tálamo, hipotálamo, amígdala cerebral, …) que regulan diferentes aspectos . Como la memoria involuntaria, el hambre, la atención, los instintos sexuales, las emociones (miedo, placer, ira, tristeza), la personalidad, la conducta, ..
El sistema límbico interacciona muy velozmente con el sistema endocrino y el sistema nervioso. Por lo que inhalar aceites esenciales nos puede beneficiar de forma extraordinaria, por ejemplo:
- ayudándonos a combatir el estrés
- colaborando a superar un trauma emocional
- equilibrando la producción de hormonas
- reduciendo el apetito
- disminuiyendo la ansiedad, la ira,…
- mejorando la fatiga …
Así que os invito a aprovechar al máximo todos los beneficios que nos proporcionan los aceites esenciales a nivel emocional. Los resultados os parecerán mágicos.